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DANCE ARTICLES :

Lo que no sabías que pasa en un salón de danza

4:30 DE LA TARDE, TU NIÑA ENTRA A CLASES, EL SALÓN SE CIERRA Y HASTA QUE LLEGA LA FUNCIÓN ANUAL NO SABES LO QUE HACE DENTRO DE SU CLASE DE BALLET.

Pero además de los pasos de baile, ¿qué le estamos enseñando realmente a tus hijos?

  • Les enseñamos a aprovechar el espacio 

Desde los 3 años que extienden las alas como mariposas, hasta que hacen un grand jette les enseñamos a soltarse, proyectarse, a llenar el espacio con su presencia.

  • Les enseñamos a comer mejor

Un bailarín es un atleta, y los atletas necesitan energía. Para un brinco, incluso para mantener una posición, necesitas energía. Cada persona es diferente, y a menos que el maestro sea nutriólogo solo puede hacerles sugerencias sobre qué comer, pero definitivamente tiene que motivarlos a comer saludablemente.

  • Les enseñamos que bailar es amar la vida 

Los buenos maestros enseñan técnica y coreografías, los excelentes maestros dejan para siempre el amor por la danza. La técnica es importante -por supuesto- pero la pasión por la danza es para el resto de sus vidas.

Ya sea que baile zumba después de ir a la oficina, o se convierta en bailarina profesional del Ballet de Bellas Artes , aprenderán que el baile es la mejor medicina para mantenernos saludables y felices.

  • Les enseñamos que la belleza es mucho más de lo que vemos en el espejo

La belleza viene de la confianza de pararse en un escenario frente a cientos de personas, de tener la seguridad de saberse una coreografía y mostrarla frente a sus amigas. La belleza está en una postura, el movimiento de una mano, la mirada y en una sonrisa.

La belleza de sentir el estrés saliendo por tus pies hacia el piso. La belleza de mirar a tus compañeras y saber que hicieron un gran trabajo en equipo. Le estamos enseñando la belleza de ser ella misma. A amarse sin importar los lentes, la pancita o el cabello despeinado. Porque nadie, verdaderamente NADIE le debería estar diciendo que existe una sola cosa en ella que no es bello.

 

 

Durante dos tres cuartro días a la semana, tras esa puerta, tu hija es totalmente libre de ser ella misma, moverse, correr, cantar y ser una bailarina. 

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