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DANCE ARTICLES :

Lo que un papá nunca dice a su hija bailarina...  

Desde que eras pequeña descubriste el movimiento. Recuerdo que subíamos a un cuartito que tenía un stereo y te ponía mis canciones favoritas. No importaba si eran baladas, merengues o rancheras bailábamos por todo el cuarto. Te enseñé a mover los hombros y tú hacías brazos de bailarina. Pedías que te diera vueltas. Me veías grande, pero yo nunca te vi chiquita. Desde ese momento para mi ya eras una estrella. Tu mamá decidió meterte a clases de ballet y jazz y creo que fue algo en lo que no se equivocó, ya que nunca dejaste de ir. Te atrapó y poco a poco nos llevaste contigo.

Se que yo soy el papá. El que no entiende de “cosas de mujeres” y al que le gustan más los deportes que la música clásica. Es verdad. Pero aunque no sepa nada de pays de pures (pas de bourrés como siempre me corriges) o giros o brazos delicados, si se lo mucho que has trabajado. Tal vez no se cómo maquillarte para tus competencias, que talla de zapatillas usas o que leotardo es el que necesitas. Lo que si se es lo feliz que eres cuando estás en ese escenario. Como te robas al público.

Quizá estoy más cómodo en un estadio o viendo un partido de beisbol. Pero es que, ¿quién necesita el futbol cuando tiene a una hija que baila con tanta felicidad? No me importa lo que diga tu mamá o el que sea. Yo te grito y te aplaudo como si fueras la campeona del mundo. Ni me da vergüenza ni me va a dar nunca.

Cuando tu mamá dice que tus giros no salieron perfectos o que algo te faltó, la verdad es que yo pienso que ella está loca. ¡Si estuviste perfecta! Y no entiendo cómo es que haces todos esos giros… bueno está bien “pirouttes”.

¡Para mi eres la mejor bailarina de todas!

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